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LA CHISPA DE LA VIDA ESTÁ EN LOS ALIMENTOS.

Había en la antigüedad, y siguen habiendo actualmente, algunos médicos con un nivel muy alto. Estos médicos podían saber cuál era la raíz del problema sólo con ver al paciente. La manera en la que en la antigüedad se conocía la Medicina China, no podía separarse de este poder especial que algunos médicos parecían poseer. Pero este poder es algo que todos llevamos dentro, pero que no muchos desarrollamos por estar demasiado contaminados prestando mucha atención al exterior y poca al interior. Aunque podemos aprender a activar este poder innato que tenemos cada uno de nosotros en nuestro interior. y aprovecharlo para nuestro mayor beneficio.


Es como por ejemplo la comunicación que existe entre los animales y los seres humanos. Muchas veces, esta comunicación se da con sólo mirarse a los ojos uno a otro. El perro sabe perfectamente lo que le ocurre o piensa su dueño y el dueño sabe perfectamente cómo se siente el perro. Y no es magia, esto pertenece a la categoría de instinto humano. De ese instinto que no se puede medir, ver, oler ni tocar. De ese instinto que hace posible la evolución humana. Sin esa chispa, el hombre sería un ser Seco y Marchito. Este poder intrínseco es lo que nos da la sustancia.


¿Y cómo interviene lo que comemos en encender esta chispa?

Los alimentos nos dan energía, y, además, decimos que, según la calidad de los alimentos, nuestro cuerpo rendirá a más alto o bajo nivel. Pero los alimentos, aparte de tener nutrientes como aminoácidos, grasas, vitaminas, minerales etc., también tienen una energía que les es inyectada por la naturaleza. Esta energía tampoco se puede medir ni ver, pero sí se puede sentir. Esta energía invisible de los alimentos es la que alimenta nuestra chispa, la que nos activa ese sexto sentido, ese poder que todos llevamos dentro y que nos activa una capacidad que va más allá de nuestra imaginación.





Actualmente nos preocupamos de que los alimentos no tengan pesticidas y conserven todos sus nutrientes. Cultivamos de forma masiva en cultivos con techo, donde el aire y el sol, y el ambiente propio de la Naturaleza no llegan. Y son estos factores Naturales los que inyectan la magia en los alimentos. Esa magia que activa nuestros sentidos más internos y nos proporciona una especie de sabiduría interna que se despierta y nos hace ser más intuitivos con el medio.


El espíritu de la Naturaleza debe estar presente en los alimentos. El espíritu de la primavera, el espíritu del Verano, el del Otoño y el del Invierno. Porque cada estación tiene su espíritu, su luz y su contraste.


¿Pero como conseguir este tipo de alimentos con nuestro actual modo de vida?

El otro día estaba en casa de mi vecina china, Cissy. Ella tenía colocadas unas frutas junto a la ventana para que les diera el sol y me explicó que lo hacía para que maduraran con el Sol. Fue entonces cuando me di cuenta que, en cierta manera, podíamos activar los alimentos que compramos en los supermercados de esta manera. Dándoles algo de luz natural y aire. Si el sol es capaz de hacer madurar una fruta mucho más deprisa que si la ponemos en la nevera, es porque inevitablemente, la luz solar activa la propia energía de la fruta. Y esa energía activa del Sol, es la energía pura de la Naturaleza. No importa si no es total, si es perfecta o no, buena parte del principio es que podemos activar nuestros alimentos antes de comerlos.


Orgánico o no orgánico puede ser importante hasta cierto punto, pero activo o inactivo es muchísimo más importante, no sólo porque tengo los nutrientes que necesito, sino porque me alimento de la chispa que activa ese poder especial que hay en mí, esa chispa que hace de mi existencia algo mágico.

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